Higuerones sorprendentes

Seguro todos hemos estado frente a un higuerón, llaman la atención de muchas maneras, a veces forman amplias y frondosas copas ofreciendo exquisita sombra, o muestran troncos de extrañas formas y ramas de las que tienden raíces hasta el suelo, también se cargan de innumerables frutos que atraen gran cantidad de aves, y no faltan aquellos que pretenden iniciar su vida desde la grieta de una tapia.

Aunque muchos higerones en las ciudades y cercas de jardines tienen otro origen, a nosotros nos sorprenden aquellos que germinan en una rama en las alturas de grandes árboles del bosque. Su semilla llegó ahí como parte de la cuita de un pájaro, logran germinar y desde esa altura dejan caer sus raíces: extensas cuerdas colgantes que finalmente alcanzan el suelo. Muchas veces, estas raíces se entretejen alrededor del tronco y al engrosar asfixian al árbol que les ha dado sostén. Es una historia en la que no podemos dejar de observar al higuerón como un villano.

Pero la reproducción de los higuerones todavía envuelve más sorpresas, Carlos E. Valerio en su libro "Los increíbles higuerones" nos cuenta una sorprendente historia. Lo primero es que los higuerones desarrollan las flores dentro de una cápsula que mal llamamos fruto, o sea, el higo. Segundo, que desarrolla flores femeninas y masculinas en momentos distintos, todo esto dentro del higo, una cápsula casi hermética. Entonces ¿cómo es que las flores femeninas logran ser polinizadas? Aparentemente cada especie de higuerón se ha aliado con una especie propia de avispa que le transporta el polen. Estas ingresan al higo cuando todavía es pequeño y verde, pero presenta flores femeninas aptas para ser polinizadas. Ingresan por su diminuta abertura llamada ostiolo, llevando una carga de polen bien resguardada. Una vez en el higo, y en una labor que parece consciente, visitan las flores cogiendo pequeñas cantidades de polen, de las bolsas en que lo transportan, para frotar con él sus estigmas. Increíble!

Pero claro, estas avispitas también se ocupan de poner sus huevos en ciertas flores especiales que el higueron produce para el efecto, tienen el estilo más corto para permitir que el ovipositor de la avispa penetre por él y alcance el óvulo de la flor en donde deposita el huevo. Estas flores se transforman en agallas que proveen a la larva de una cámara resguardada y con alimento para su desarrollo. Cuando las larvas llegan a ser adultas, pasadas una semanas, otras flores han emergido a lo interno del higo --esta vez las masculinas--- preparando su cosecha de polen, el cual es recogido por la nueva avispa antes de salir del higo a repetir la hazaña de su madre. Sorprendente!

Pero la historia está incompleta sin contar la participación de los machos en esta hazaña. Cuando una avispa hembra sale del higo con su valiosa carga de polen, esta ya ha sido fecundada por algún macho de su generación, los cuales se ocupan también de abrir un hueco en el higo por donde salen las hembras. Entiendo que la tarea resulta extenuante para los machos, los cuales terminan muriendo después de realizarla, pero las hembras pueden salir vigorosas en busca de un árbol de la misma especie de higo, que además debe tener una producción de higos en la etapa justa en que hay flores femeninas aptas para ser polinizadas. La hembra en su arduo trabajo de ingresar al nuevo higo por su reducido hueco natural (el ostiolo), pierde sus alas y luego de sus trabajo de polinización y puesta de huevos, muere.  Puede obtener mucha más información de esta sorprendente historia de los ficus, en el mencionado libro del señor Valerio.

En Costa Rica hay cerca de 50 especies de higuerones y chilamates, árboles que los botánicos agrupan en el género Ficus perteneciente a la familia MORACEAE.